Este año hemos dedicado nuestro calendario a la vestimenta tradicional y típica de la isla de Tenerife en la etapa de transición (finales del s.XIX y principio del s.XX).
Fotografía: Marcos Pestano @cote_grafo
En estas fotografías podemos ver la evolución del denominado “traje de transición”, abarcando así los conceptos de vestimenta tradicional y de traje típico que a continuación se explican.
VESTIMENTA TRADICIONAL
El término de “vestimenta tradicional” hace referencia a la indumentaria que históricamente fue utilizada por los habitantes de una región determinada durante un largo periodo de tiempo y que, por tanto, reflejan elementos culturales, históricos y estéticos de dicha región.
TRAJE TÍPICO
El “traje típico” se refiere a aquella vestimenta que ha sido aceptada por un colectivo numeroso y que a partir de la década de los años veinte, del pasado siglo, comienzan a utilizarse para diferentes manifestaciones culturales y con el paso del tiempo se han convertido en seña de identidad de un pueblo, isla o región concreta.
TRAJE DE TRANSICIÓN
El término de “traje de transición” hace referencia a un modelo de vestimenta que está en un cambio de moda importantísimo que se produce en la segunda mitad del siglo XIX, con la aparición de nuevos tejidos como el algodón con motivo de la Revolución Industrial. En esta indumentaria se comienzan a mezclar prendas de la época anterior muy arcaicas (s.XVIII y principio del s.XIX) y prendas modernas que son las que finalmente prevalecerán en la época posterior.
En la mujer aparece el pequeño sombrerito con el que se toca la mujer, hoy conocido por sombrero de maga.
Una prenda utilitaria y única en la mujer de Tenerife.
La mantilla, prenda de abrigo y recogimiento de la época anterior, siendo las más características en amarillo, blanco, encarnado o verde, siguen utilizándose como parte de la indumentaria y con el paso del tiempo se fueron acortando hasta su desaparición.
Otra de las prendas de abrigo utilizadas por las mujeres en esta época fue el uso de los llamados “sobretodos”. Se trata de un gran mantón cuadrado de lana con pequeños flecos en sus extremos del mismo material y fueron utilizados tanto sobre los hombros como por la cabeza. Los había de diferentes colores, así como lisos o de cuadros.
La camisa en este periodo varía en cuanto a su hechura, pues se siguen utilizando hechuras propias de finales del siglo XIX, así como nuevos modelos que aparecen a principios del siglo XX. También se sigue haciendo uso del l justillo, generalmente de color negro o encarnado, pero en este caso condiciona su hechura al corsé que se ponían debajo, pueden ser con o sin haldetas, que son esas pequeñas prolongaciones que presenta el justillo de la cintura para abajo cortadas en segmentos rectangulares y a veces rectangulares, pero con las puntas redondeadas. Ya con los trajes típicos, los justillos comenzaron a bordar con motivos figurativos, generalmente vegetales.
En cuanto a las joyas, las mujeres canarias eran muy austeras en el uso de joyas, utilizando únicamente los zarcillos con forma de “s” o las gotas de oro o coral. Con los trajes típicos comenzaron a utilizarse collares de azabache, perlas y coral.
La enagua de cordón sigue siendo tejida en telares, pudiendo ser lisa o listada de colores, y en algunas ocasiones, al no conseguir la tela listada tejida del país, porque las tejedoras dejaban de tejerlas, se recurre a coser cintas de colores sobre una tela industrial de fondo liso. También se continuó haciendo uso del delantal, que pasó de ser una prenda utilitaria a convertirse en un simple adorno con la aparición de los trajes típicos. En algunas ocasiones, sobre esta, se puede llevar amarrado a la cintura una pieza exterior llamada remango, que vienen siendo un cordón que se utilizaba para recoger la enagua exterior o falda.
Como calzado, se continuó haciendo uso del utilizado en la época anterior, pudiendo ser de cordones o de hebillas y posteriormente con el uso de botas, tanto de cordón como de botones.
En cuanto a la vestimenta utilizada por los hombres hay que destacar que los cambios fueron menos significativos que en las mujeres.
Los sombreros continuaron siendo de manufactura local con copas cilíndricas y troncocónicas y en diferentes colores (negros, canelos y grises) hasta principios del siglo veinte donde comienzan a realizarse con formas y desaparecen los anteriores modelos.
Los chalecos se continuaron realizando al igual que en la etapa anterior, pudiendo ser rayados o lisos y ribeteados o sin ribete en la etapa más reciente, al igual que con solapa redonda en los ejemplares más tempranos, y con hechuras que irán variando según avanzan las décadas y sus modas correspondientes.
Las camisas siguieron teniendo las hechuras rectas de la época anterior, siendo realizadas en su mayoría con lino hasta principios del siglo veinte con la aparición del algodón.
El hombre continuó haciendo uso del calzón confeccionados en lana o paño y en diferentes colores (negro, canelos y azules). Bajo estos, los calzoncillos de lino, que fueron aumentando su tamaño hasta la aparición de los pantalones.
Las polainas más usuales fueron las de punto, lo mismo de lana que de algodón, aunque también se siguieron utilizando las de cuero. Calzaban zapatos de cordones casi siempre negros. En algunas zonas de la isla se estilaba llevar pañuelo de cabeza de mujer en diagonal y atado al cuello.
Como prendas de abrigo se continuó haciendo uso de las chaquetas con diferentes hechuras adecuadas a la moda del momento además de la manta de lana.
Autores: Juan de la Cruz Rodríguez & Acorán López Mendoza